Hace relativamente poco tiempo saltaron las alarmas en los medios de comunicación:
Greta Thunberg se había tomado un año sabático para viajar por todo el mundo para dar su discurso.
Aquella joven sueca contaba, por aquel entonces, 16 años. Al igual que la mayoría de los adolescentes de su edad y que han tenido la suerte de nacer en el primer mundo, estudiaba.
Leí toda clase de opiniones al respecto:
“La niña falta al colegio y sus padres la apoyan.”
“Menudos padres tiene esta chica, que la animan a faltar a clase.”
“Pues menudo futuro le espera si pierde un año.”
Etc.
La verdad es que no entiendo el por qué de tanto revuelo. Si un joven de 16 años deja los estudios para dedicarse al fútbol, ahí sí nos parece bien. Pero si alguien decide posponer, no abandonar, la etapa académica para dedicarse a hacer una gran labor social, entonces ponemos el grito en el cielo.
Pero, ¿quién es Greta Thunberg?
Greta nació en Suecia en 2003, y allí vive junto con sus padres y su hermana.
Cuando contaba 8 años de edad, asistió a una charla escolar sobre el cambio climático, y no entendió por qué no se hacía nada ante tal problemática.
A los 11 años sufrió una gran depresión, y dejó de comer y de hablar. Le diagnosticaron, entre otras cosas, síndrome de Asperger, un tipo de autismo.
Venció su depresión y llegó a la determinación de que debía de reducir su huella de carbono. Empezó por dejar de comer carne, renunció a viajar en avión y animó a su familia a hacer esta clase de acciones también.
En 2018, al inicio de su nuevo año escolar, renunció a ir a las clases hasta que se celebrasen las elecciones generales de Suecia. Fue su manera de protestar y alentar al Gobierno a reducir su propia huella de carbono.
Se sentó en las escaleras del Parlamento Sueco durante tres semanas, ella sola, junto con un cartel que decía (en sueco), “Huelga escolar por el clima”.

Tras las elecciones, siguió protestando cada viernes y animó a otros jóvenes a hacerlo también.
En tan solo 3 meses, más de 20.000 estudiantes de diferentes países en todo el mundo habían seguido sus pasos y también se manifestaban.
Cuál es el discurso de Greta Thunberg
El discurso de Greta es contundente, duro, pero a su vez fácil de entender. Como ella misma dice, las personas con autismo suelen ver todo o blanco, o negro; así que para ella es muy sencillo:
Si no cuidamos nuestro planeta, no habrá futuro, así de simple.
Los jóvenes han heredado un mundo lleno de contaminación y no van a poder cambiarlo. Y, cuando llegue el futuro preguntarán, ¿por qué no se hizo nada cuando aún se estaba a tiempo?
Tanto los ciudadanos como los políticos son conscientes del problema, pero ninguno habla de ello, se mira para otro lado y no hay intención de hacer cambiar las cosas.
Las políticas actuales no sirven, ya se ha demostrado, tienen que cambiarse. Y debe de hacerse ahora.
Ya existen soluciones para el calentamiento global, pero no se llevan a cabo porque no interesa; y los muchos pobres están sufriendo las graves consecuencias de los lujos de unos pocos.
Si una niña ha causado un revuelo por no ir al colegio, ¿de qué serían capaz unos cuantos más si hiciesen algo parecido?
En resumen, el mensaje de Greta Thunberg apela a que la gente, en especial a los jóvenes, se levante, alce la voz, haga ruido y se plante ante la pasividad de los gobiernos en el tema del cuidado del medio ambiente.
El año sabático de Greta Thunberg
En 2019, Greta decidió tomarse un año sabático para dedicarse a hacer una gira a escala mundial y llevar su mensaje a todas partes del globo. Viajó a diferentes países en compañía de su padre y se convirtió en un auténtico icono.
Como ella no viaja en avión, empleó otros medios de transporte (veleros, trenes, un catamarán, autobuses y coches eléctricos) que le llevaron una inversión enorme de tiempo en sus desplazamientos. Aún así, consiguió su propósito y se plantó ante decenas de autoridades.
Con tan solo 16 años ella:
- Cruzó en Atlántico en catamarán en un viaje de 36 días.
- Habló ante la ONU.
- Se plantó ante Donald Trump.
- Se reunió con líderes de fama mundial, como el Papa Francisco y Barack Obama.
- Habló en el Congreso de los EEUU.
- Fue portada de la revista TIME.
- …
¡Guau, creo que eso no lo ha conseguido ningún menor de edad en todo el mundo!
Pero, ¿realmente es tan malo tomarse un año sabático
Hablando claro, a los españoles nos parece que un año sabático es un año perdido.
¿Por qué? Ni idea.
Sin embargo, tanto en los países nórdicos como en los anglosajones es bastante común que los jóvenes se lo tomen. Normalmente lo hacen antes de empezar la universidad o justo después de terminarla, con la intención de tener una experiencia vital que les enriquezca de alguna manera.
Hace años tenía un amigo por correspondencia australiano que, con 17 años, se fue a África de misionero. Y eso, dentro de su sociedad, era algo normal.
En España, para que no se considere un año perdido, tienes que dedicar ese tiempo a estudiar, aprender idiomas en el extranjero, emprender o cuidar de alguien que, claro está, no seas tú mismo.
En el caso concreto de Greta
Una chica joven, muy joven, que quiere luchar por el bienestar de todos;
que tiene síndrome de Asperger y aún así no tiene miedo ni a reconocerlo ni a convivir con él;
que es tan valiente como para convertirse en una figura pública, lo que le impedirá hacer una vida normal;
que invierte su tiempo en difundir un mensaje a escala mundial en lugar de estar hablando por teléfono con sus amigas, saliendo a una discoteca o quedándose en casa a jugar a videojuegos.
Y yo me pregunto, ¿qué tiene de malo todo esto?
¿Acaso los jóvenes se tendrían que dedicar a hacer lo “típico de adolescentes” porque es lo que la sociedad espera de ellos?
Si es así, pena me da la sociedad, y pena me da el planeta que nos estamos cargando.